...y la consumación del Mundo
“Yo estaré con vosotros siempre hasta la consumación del Mundo” (Mateo 28,20)
Estaba “cantado”…
Mi anterior artículo titulado: CÓMO, O QUÉ ES DIOS, y concretamente la frase final del mismo que recupero como inicio de este nuevo: “Yo estaré con vosotros siempre hasta la consumación del Mundo” (que recoge una promesa “sine die” de Jesús a la humanidad) auguraba ya una conveniente segunda parte que resuelva la vaguedad del concepto “consumación del Mundo”, poniéndole fecha. Que la vida son “cuatro días”…, y la paciencia no habita en nuestros cuerpos.
En la memoria colectiva figura a modo de chiste esa característica humana que a todos nos retrata. Dice el “chiste” que un hombre muy devoto, consciente de su limitación psicológica, rogaba a Dios que le concediera paciencia, repitiendo incesantemente esta petición: “Dame paciencia, Señor, pero dámela… ¡YA!”.
Ese puntito de ironía le “quita hierro” al asunto. Pero no le quita peso ni verdad a nuestra escasa relación con la citada virtud, ni arregla nuestra falsa idea del tiempo, ni evita la consiguiente pregunta resultante de todo ello que nos quema en los labios: “Y, eso de la consumación del mundo, ¿cuándo es?”.
Pregunta lógica y hasta inevitable dadas las premisas que la inspiran. Pero mal planteada, porque la cuestión no es “cuándo”, sino “en qué consiste” la consumación del mundo. O “qué es”. Y en este sentido, conviene señalar que: “el término consumación equivale a cumplimiento o culminación de un proceso que, como todo proceso, es animado por un impulso creador hasta a su conclusión definitiva, o Creación. Esto es lo relevante de la promesa de Jesús: su presencia, acompañamiento y sostén a favor de un impulso creador inherente al ser humano, que tiende a su realización. Sobrecogedora declaración que convierte a Jesús en el más excelso representante del prototipo humano que en el Budismo recibe el nombre de Bodhisattva, y define a un ser auténtica e íntimamente realizado y LIBRE que decide permanecer en el mundo, atrapado en el Samsara y la vida condicionada mientras haya personas atrapadas en él, haciendo causa y vida común con ellas hasta alcanzar la liberación del Alma de los ciclos terrenales y del sufrimiento… Un modelo y ejemplo de Compasión de infinito valor, y un auténtico rescate del ser humano sufriente. Eso quiere decir el “estaré con vosotros siempre hasta la consumación del mundo”. Sin fecha, sin tiempo…, mientras quede uno atrapado en él; mientras exista un abatido.
Es decir, lo que haga falta. O, hasta cuando tú digas…, Él estará contigo.
Sí, Él estará… Mas, ¿quién es el que así habla? ¿Quién es ese excelso Bodhisattva, como le he llamado antes, que decide atarse de por vida al último rezagado de la humanidad, al más alejado, desorientado o perdido; al extremo final de la cadena humana, para abarcarla toda y elevarla a un Reino de Bondad y Justicia?
Lo sabes, lo sabemos todos. Se llama Jesús. Y antes de ser rebautizado con este nombre latino, se llamó Yeshuah ben Yeosheph. Y, aunque parecen ser el mismo, no lo son. Aquél, es el que nos han contado, y éste otro, el que descubres, el revelado, el que aparece un día en tu vida, no por azar, sino porque sale a tu encuentro. Como aquel buen pastor de su célebre parábola, ejemplo de sí, que sale en busca de la oveja perdida. ¿Te suena?
De este “Bodhisattva sin título” que celebra un banquete tras haberte encontrado, te hablo yo, aunque como habrás observado manejo indistintamente ambos nombres y los asumo y abrazo por igual. Pero soy muy consciente de sus diferencias, pues aun siendo ambos referentes humanos de Dios entre los hombres, no simbolizan lo mismo ni provocan el mismo efecto en nosotros. Y solo uno de ellos puede decir: “El Padre (Dios) y yo somos UNO, o el mismo”; y también: “Quien a mí me acoge, acoge al Padre que me ha enviado”… Solo uno, ¿quién? Pues aquel que hizo suya la Nueva Alianza ofrecida por Yahveh al “pueblo elegido” en tiempos del exilio en Babilonia, en virtud de la cual Dios se incorpora al ser humano como una Presencia viva que vive la vida humana en y con el hombre. Alianza que hace del hombre (mujer o varón) una manifestación de Dios. O Dios mismo, con forma humana.
Pues bien y como digo antes, solo uno puede decir en verdad que “El Padre (Dios) y yo somos Uno, o el mismo”, y ese es: el Jesús/Yeshuah que ha suscrito la Nueva Alianza y se siente habitado por la Presencia: el Dios hecho Hombre. Y ese, que así ha hablado, es el mismo que a renglón seguido afirma con absoluta autoridad moral: “Yo estaré con vosotros siempre hasta la consumación del Mundo”. Y, al así hacerlo, está anunciándonos que quien hace la promesa, es DIOS: el Bodhisattva eterno y el Redentor final. Esta vez con el sagrado nombre de Yeshuah/Jesús.
Sobrecogedora noticia que nos hace sentir que, en verdad la vida es, o podría ser una historia de Amor no consumada, y que Dios, el Bodhisattva Supremo, es el “Amante” que se hizo eterno para darnos tiempo a volver, lo cual consiste en aceptar su Presencia en y por ti, que eres el “Amado”.
Sobrecogedora, como digo, y esencial revelación que confiere un nuevo significado al Hombre y a Dios; a la vida humana y la convivencia; al Cielo y a la Tierra; al ayer y al mañana… y a ti, o uno mismo, que somos el corazón vivo donde todo confluye. Nada será igual en adelante tras este despertar, y cuando las generaciones venideras escriban la historia de sus antepasados, señalarán este tiempo como el largo día en que Dios se hizo definitivamente Hombre y el Hombre definitivamente Dios: el UNO, y no habrá más religión que esa.
Este momento, esperado y previsto desde el inicio de nuestra vida, indica la consumación del Mundo en uno mismo. La oportunidad personal cumplida, porque el Mundo aludido ya no es una realidad externa, sino un recinto íntimo y sagrado. Un sagrario.
La pelota, pues, está en nuestro tejado. Pero no te angusties, recuerda que ÉL es eterno y paciente; ni tampoco te duermas.
Hay mucho que decir del “otro” Jesús, el que aparece un día en tu vida y tú vuelves a nacer…
Félix Gracia (Abril 2023)
P.D. Conoce esta nueva Sección de Oikosfera: SENCILLO AMOR, te va a encantar.